(1) MEJOR SOLO QUE MAL ACOMPAÑADO, de John Hughes.

ACCIDENTADO VIAJE
Si la finalidad de la comedia es hacer reír y pasar un rato entretenido, esta película de John Hughes sólo lo consigue en parte, de manera muy dosificada. Aunque tiene a su favor el haber huido de los chistes fáciles y los gags tontorrones propios de cierta comedia adolescente USA, Mejor solo que mal acompañado apenas consigue que aflore la sonrisa cómplice en escasas ocasiones.
El desarollo de un viaje lleno de imprevistos y accidentes llevado a cabo por dos personajes de caracteres y personalidades diametralmente opuestos, encarnados por dos actores tan poco agraciados como Steve Martin y John Candy no puede ser más anodino y estar más desaprovechado.
Una pena, porque la comedia clásica sustentó su éxito en explotar situaciones parecidas pero aquí la brocha gorda ha sustituido las irónicas y sofisticadas pinceladas de los maestros del género.
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