(2) ASÍ COMO HABÍAN SIDO, de Andrés Linares.

HISTORIA DE UNA AMISTAD
Una serie de flashbacks, propiciados narrativamente por los recuerdos de un pianista de éxito residente en Nueva York, se erigen en el hilo conductor de un relato basado en una búsqueda, la de un amigo de la infancia y juventud en paradero desconocido.
Es éste uno de los escasos films españoles sobre el tema de la amistad centrado en las vivencias y destino divergente en distintos momentos de sus vidas de Tomás —Massimo Ghini, un aplicado profesional en pos del futuro—, Alberto —Juan Diego, un vividor que se va acomodando a las circunstancias— y Damián —Antonio Banderas, políticamente comprometido, detenido y torturado bajo el franquismo, abocado al fracaso—.
Linares apuesta por la amistad como valor inmutable y perdurable más allá de afectos y afinidades cambiantes, generosa e idealista concepción que choca con una visión más realista de la camaradería como una comunión de ideas y de gustos sujeta al deterioro provocado por el transcurso del tiempo.
La película evidencia una magnífica dirección de actores y una correcta planificación, así como un tono nostálgico pero sereno que se agradece, pero se resiente de una estructura dramática insuficientemente rigurosa. El relato no entra en materia —presentación de personajes y conflictos— con la deseable presteza y el uso de los flashbacks apenas aporta algo más que mera ilustración de unas trayectorias vitales, sin constituir un elemento expresivo clave en la narración.
Así como habían sido constituye, pues, una hermosa y entrañable película a la que perjudica, a mi juicio, la escasa contextualización de los diversos episodios dramáticos —si exceptuamos el discurso de Fraga justificando el “estado de excepción”, la referencias a la represión franquista o el acomodo de ciertos profesionales en los cuadros políticos del poder como tecnócratas o asesores— así como la sutil referencia a la clase social de los protagonistas.
Ello no obstante, nos hallamos ante uno de los escasísimos films españoles de ficción que se han realizado sobre la transición a la democracia, tema comprometido al que Linares se ha acercado con un extremado pudor ideológico, dejando al público la tarea de aportar los datos y consideraciones que aquí no se explicitan. Pudor y capacidad de sugerencia que obedecen también, quizás, a lo menguado del presupuesto de producción de la película y a la necesidad del realizador de integrarse en el cine más comercial, de forma digna y no vergonzante, sin recurrir a los planteamientos directamente políticos habituales en su pasado profesional.
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