(2) GRITA LIBERTAD, de Richard Attenborough.

LOS CIMIENTOS DEL ODIO
El aplicado y academicista Richard Attenborough regresa al género biográfico, tras su premiadísima Gandhi (1982), con una aproximación a la vida y obra del activista negro antiapartheid Steve Biko, sustentada en la narración de un periodista blanco y liberal que lo conoció en vida y luchó por reivindicar su figura tras su asesinato a manos de la policía del régimen racista sudafricano.
Grita libertad tiene dos partes bien diferenciadas. La primera narra en tono de crónica periodística el proceso de concienciación de Donald Woods, director del Daily Dispatch, a medida que va conociendo a Biko, sus formas de lucha y su personalidad. Sin apenas subrayados dramáticos va conociendo su militancia política confrontándose al inocente liberalismo de Woods, cuya pasividad cómplice con el status quo se va haciendo cada vez más evidente. Al tiempo, progresivamente, se va consiguiendo un asfixiante clima de violencia y represión que fustiga los protagonistas, quienes se ven obligados a obrar en la clandestinidad. La situación social de blancos y negros queda perfectamente reflejada por Attenborough, mostrando las lujosas mansiones donde viven los primeros y los ghettos de los segundos.
La segunda parte del film, tras la muerte de Biko, deja de lado todas las intenciones de crónica política y se centra exclusivamente en las peripecias de la figa de Woods y su familia caídos en desgracia tras su defensa del líder negro. Todas las reflexiones anteriores se esfuman y sólo queda el mecánico suspense de si la familia conseguirá escapar o no de Sudáfrica.
Digna película, no obstante, del director británico, que al menos ha sabido llevar a los Oscar el tema del racismo en aquel país. Aunque para ello haya tenido que potenciar su comercialidad y calibrar cuidadosamente su virulencia.
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