(2) JÓVENES OCULTOS, de Joel Schumacher.

VAMPIROS MODERNOS
Exótico cóctel cinematográfico que combina con singular soltura comedia y terror, en un intento por “modernizar” la imagen tradicional del vampiro ambientándolo en el presente, alejándole de los clichés y lugares comunes del género.
Tras el divorcio de sus padres, dos jóvenes se instalan con su madre en la tranquila ciudad de Santa Carla (California), donde corren rumores sobre la existencia de vampiros. La personalidad del hermano mayor cambia progresivamente cuando empieza a salir con una siniestra banda de motoristas dirigidos por un carismático líder.
Delincuencia, movimiento punk y, sobre todo, vampirismo. Sin embargo, Schumacher juega en un principio a no enseñar la trama sobrenatural de la historia, reduciéndolo a un relato aparentemente realista sobre la integración en una nueva comunidad de los jóvenes protagonistas. No salen colmillos, ni charcos de sangre, como queriendo rehuir de elementos fantásticos. Esta estrategia funciona a medias, porque el esquemático y sencillo guión no deja espacio para la sospecha. En un momento dado se revela explícitamente la naturaleza vampírica y la narración se acelera entrando en una espiral de violencia y terror que concluye con la eliminación del “macho alfa” y la salvación de la familia.
Afortunadamente, no nos encontramos ante una parábola moralizante y la lectura actualizada del chupasangres resulta tan entretenida como estimulante. Aún así, las aportaciones de Jóvenes ocultos son limitadas, y en cuanto a comedia juvenil se inscribe en la corriente más pueril del actual cine USA, con algunos instantes algo más afortunados de lo habitual.
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