(2) EL BOSQUE ANIMADO, de José Luis Cuerda.

LOS HABITANTES DE LA FLORESTA GALLEGA
De la novela El bosque animado de Wenceslao Fernández Flórez se hizo una versión fílmica anterior en 1943, totalmente desconocida, hasta que recientemente Rafael Azcona elaboró un guión que ha intentado traducir la sugestiva prosa del escritor, mezcla fecunda de ingenio y paradoja, fantasía y humor.
El empeño de José Luis Cuerda era apasionante y lleno de dificultades, por cuanto la obra presentaba una visión de la Galicia rural de principios de siglo conformada tanto por un peculiar espacio físico como por una galería de personajes en los que lo típico y lo tópico se daban la mano en sus características de miseria, ignorancia y superstición.
El problema fundamental, a mi juicio, era la forma de trasladar al cine la peculiar prosa de Fernández Flórez, una afortunada combinación literaria de magia y realismo, comedia y tragedia, leyenda y crítica social, poesía y estética cutre, racionalismo y paganismo.
Y así el film, digno de ser visto, no alcanza sin embargo la plenitud expresiva de las obras más notables porque el cineasta no posee todavía la madurez de los maestros de cine, esas grandes figuras de la cámara y de la dirección de actores capaces de hurgar en lo más íntimo de los personajes y de desvelar la verdad más profunda de las situaciones, ya sean cómicas o dramáticas. El director, asistido por un competente fotógrafo, ha optado por un tono de crónica costumbrista, con predominio de los planos generales, sin conseguir la profundidad deseable en el retrato, tierno y esperpéntico, de esa rica y fascinante antología de tipos humanos, encarnados por un reparto de excelentes actores y actrices.
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