(1) MI GENERAL, de Jaime de Armiñán.

PARÁBOLA DE LO MILITAR
Cervantes o Swift, con El Quijote o Los viajes de Gulliver, recurrieron a la parábola para expresar de forma satírica ideas que en su tiempo eran difícilmente tolerables por el poder establecido, alterando la lógica naturalista del relato con el objeto de descubrir mejor la incoherencia o la injusticia de las situaciones reales.
¿Es, pues, Mi general una parábola? Lo es en cuanto aborda el “delicado” tema del estamento militar en España. Armiñán recurre a la inversión de las relaciones jerárquicas: en un curso sobre armamento moderno, los generales son los alumnos que deben subordinarse a la disciplina impuesta por profesores que son jóvenes oficiales. Pero la película pasa de puntillas sobre cuestiones básicas: la obediencia del poder militar al civil, la plena asunción de la democracia, la modernización de una institución tradicionalmente conservadora que debe aceptar el pluralismo… para centrar su atención en el humor, esto es, los viejos generales que se comportan como traviesos y pícaros escolares, en medio de un torrente de blando humanismo y de buenos sentimientos que canalizan la suave crítica hacia aspectos individuales. El autoritarismo, el egoísmo, la vanidad o las deficiencias culturales son meros defectillos personales que no empañan la nobleza del colectivo, porque al final y en el fondo todos son estupendos, capaces de aprobar el curso e incluso de enamorarse.
Un plantel de excelentes actores hace lo que puede para sacar adelante esta simpática y amable comedia castrense.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.