(3) TERCIOPELO AZUL, de David Lynch.

EL LADO SINIESTRO DE LA COTIDIANIDAD
La presente película confirma y refuerza la atractiva personalidad de un director cuya breve filmografía revela una perturbadora visión de “lo real”, concepto de hondo calado psicoanalítico que alude a aquella esfera de lo existente —el sexo, la escatología, la enfermedad, la muerte, los sueños— que debido a miedos, prejuicios e ignorancias permanece ajena a nuestro discernimiento y que, al retratarlo sin filtros ni coartadas moralizantes, provoca un inquietante efecto de extrañamiento en el espectador.
La historia de Terciopelo azul tiene lugar en un escenario recurrente en numerosos relatos siniestros o terroríficos del cine USA, una pequeña ciudad del medio oeste, muy característica de cierto tipo de vida provinciana que en ocasiones ve quebrada su artificial armonía al introducirse elementos extraños que pueden no serlo tanto. Una comunidad aparentemente idílica, repleto de cordiales relaciones humanas que Lynch subraya con ironía para, a continuación, mostrarnos el rostro oculto del America Way of Life. Así, en la apacible vida del joven protagonista, todo transcurre con absoluta normalidad hasta que encuentra una oreja humana detrás del jardín de su casa.
La puesta en escena del realizador está muy meditada y el desconcierto surge súbitamente. Lo que en otras manos podría haber sido una convencional intriga juvenil, en manos de David Lynch se convierte en un inquietante thriller sobre la perversidad moral, con algunas imágenes tremendamente sugestivas. El responsable de Cabeza borradora (1977), El hombre elefante (1980) y Dune (1984) sigue la línea de un cine muy personal, con cierto sello de “autor maldito”, rodeado además de un reparto sensacional de actores como Isabella Rossellini, Dennis Hopper y Dean Stockwell. Seguiremos con interés su trayectoria profesional.
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