(1) RE-ANIMATOR, de Stuart Gordon.

MACABRA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Me declaro fervoroso admirador del cine fantástico-terrorífico producido por la Universal de los años 30 y por la Hammer de los años 50, especialmente en sus recreaciones de los mitos de Frankenstein y de Drácula, pero me reconozco incapacitado para apreciar, disfrutar y juzgar el cine de este género que se está realizando en los últimos años.
Así, pese a estar inspirado en una historia de H. P. Lovecraft, Re-animator me ha producido la misma decepción que todo ese cúmulo de productos de moda en los que tema y personajes son sólo un mero pretexto para la sucesión desmadrada e incontrolada de efectismos y de truculencias sanguinolentas.
Algunas de las ideas apuntadas no son desdeñables: el cadáver portador de su propia cabeza cortada, la insólita escena erótica… pero la adocenada realización del debutante Stuart Gordon, especialista en teatro de terror, no logra sacar el adecuado provecho de ellas. Y así, pese al intento de parodia del tema del científico loco, el humor apenas logra redimir ese trillado gran guiñol circense que es la película, como los mismos promotores se encargan de divulgar explicando los pormenores del rodaje con cien litros de sangre de vaca, un cadáver auténtico, cuatro cabezas postizas, neurosis de los actores, etc.
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