(1) OZ, UN MUNDO FANTÁSTICO, de Walter Murch.

REGRESO A LA CIUDAD ESMERALDA
Especie de continuación de El mago de Oz (1939) de Victor Fleming, en la que la pequeña protagonista regresa al mundo fantástico de Oz donde permanecen encantados sus antiguos amigos y donde tiene ocasión de vivir emocionantes aventuras.
Producción Disney con estimable escenografía y efectos especiales, que incluye algunos momentos imaginativos de interés. Sin embargo, el relato queda lastrado por los vicios habituales en el llamado cine infantil: la concepción remilgada de la protagonista y el exceso de truculencia a la hora de resaltar los elementos terroríficos de la historia. Habría que estudiar ya de una vez el porqué se reducen sistemáticamente al dominio de la fealdad y de la agresividad las múltiples posibilidades que permitiría una concepción lúdica, fantástica, surrealista y utópica de la vida. ¿Fácil recurso comercial? ¿Concepción conservadora del mundo al simplificar maniqueamente la definición de bueno y malo? Psicólogos y pedagogos tienen la palabra.
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