(2) NOCHE DE MIEDO, de Tom Holland.

MI VECINO ES UN VAMPIRO
Reconozco que me ha entretenido bastante este liviano relato de terror adolescente que, no obstante, si hubiera estado dirigido por un realizador más experimentado podría haber sacado más jugo. En cualquier caso, lo considero muy recomendable para todos los amantes del género pues recoge abundante material característico de su rico patrimonio, literario y cinematográfico. Se nota, en ese sentido, profundo respeto y amplio conocimiento de sus constantes, estructuras y funcionamientos.
Charley Brewster es el típico adolescente americano. Su madre cree que ve demasiadas películas de terror. La vida de Charley es muy tranquila, hasta que se convence que su nuevo vecino, Jerry Dandridge, es un vampiro. Nadie está dispuesto a creer que Dandridge es responsable de un montón de extraños asesinatos. Charley encuentra un aliado en Peter Vincent, un antiguo actor de películas y presentador de programas de terror en la televisión. Peter intentará salvar a Charley y a su amada de los mortales colmillos de Jerry.
En esta opera prima de Tom Holland se dan cita casi todos los ingredientes que hoy pueden pedirse a un film de temática vampírica: una historia que introduce elementos fantásticos en un contexto realista y cotidiano, unos apreciables efectos especiales, una buena puesta en escena y constantes guiños cinéfilos y referencias a clásicos programas de TV estadounidenses.
Pero lejos de aprovechar la ocasión para explorar nuevos caminos del terror o profundizar en terrenos ya transitados, Noche de miedo se decante fácilmente por el efectismo más o menos truculento, cayendo en una serie de tópicos y lugares comunes que apenas aportan nada nuevo. Aún así, se disfruta esas dosis de humor auto-referencial, incluyendo a un personaje —Peter Vincent, antiguo actor y presentador de películas de terror para TV— que vive incrédulo de lo esotérico pero que acaba confirmando la existencia del fenómeno vampírico.
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