(3) REGRESO AL FUTURO, de Robert Zemeckis.

ENTRETENIDA PARADOJA TEMPORAL
La idea de desplazarse por la dimensión temporal mediante un ingenio tecnológico, fruto de la imaginación desbordante del escritor británico H. G. Wells en su célebre relato La máquina del tiempo, ha sido plasmada profusamente en la literatura y el cine. El guión de Bob Gale y Robert Zemeckis insisten en ella, pero dándole un desenfadado tono juvenil con abundantes dosis de comicidad y aventura, configurando un original y divertido relato para todos los públicos.
El joven Marty McFly es amigo de Doc, un científico al que todos toman por loco. Cuando Doc crea una máquina para viajar en el tiempo, un error fortuito hace que Marty llegue a 1955, año en el que sus futuros padres aún no se habían conocido. Después de impedir su primer encuentro, deberá conseguir que se conozcan y se casen; de lo contrario, su existencia no sería posible.
En efecto, Regreso al futuro se empapa de reconocibles personajes, situaciones y localizaciones de la mejor tradición de la ciencia-ficción en un entramado propio del cine infantil que no oculta peculiaridades propias del sello Amblin Entertainment: acción situada en un barrio residencial, protagonistas pertenecientes a la clase media estadounidense, elementos fantásticos que rompen la rutina de los personajes… Además, el film incluye el recurso a la nostalgia, apelando a la moda retro y a la generación que disfrutaba su juventud en los años 50 en Estados Unidos. A partir de aquí se desarrolla todo tipo de equívocos y situaciones de comedia, siempre en tono amable y con un ritmo ágil, gracias a un guión construido minuciosamente. Los homenajes y alusiones a películas clásicas son bien patentes. Desde el explícito a Harold Lloyd en la escena de las saetas del reloj, hasta determinados films de Jerry Lewis, con la débil personalidad del padre del protagonista muy próxima al personaje creado por Lewis a lo largo de su carrera. También hay algún chiste divertido, como la incredulidad de los ciudadanos de 1955 ante la posibilidad de que Ronald Reagan fuera alguna vez presidente de los USA, lo que les lleva a exclamar que por qué no Jerry Lewis de vicepresidente.
El resultado es un film que, aunque no inventa nada nuevo, acumula buenas ideas y fórmulas previas exitosas para reelaborarlas con habilidad, actualizando un género que intenta conectar con los jóvenes de los ochenta. Por sus buenos resultados en taquilla norteamericana, parece que ha conseguido el objetivo.
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