(2) EN NOMBRE DE TODOS LOS MÍOS, de Robert Enrico.

SOBREVIVIR AL HORROR
Película autobiográfica, basada en el bestseller de Martin Gray y Max Gallo, versión abreviada de la destinada a TV de 8 horas de duración. El film no logra evitar caer en el defecto principal de este tipo de relatos: el panegírico y la idealización del héroe, ejemplo para los demás, con sus virtudes elevadas a niveles casi sobrehumanos.
En efecto, la denuncia del horror nazi, del masivo exterminio de judíos, de la crueldad inhumana y de los crímenes contra la Humanidad tienen como eje narrativo al protagonista, un joven hebreo polaco extremadamente dotado para resistir al miedo y al dolor, cuya trayectoria vital aparece demasiado lineal pese a la diversidad de situaciones por las que debe atravesar: el ghetto de Varsovia, el campo de exterminio de Treblinka, la Resistencia, el ejército ruso, la emigración a Estados Unidos, la prosperidad económica y el amor, el regreso a Francia y, finalmente, la muerte de toda su familia en un incendio forestal.
Pero en este afán por sobrevivir ante las más adversas calamidades, Martin Gray se asemeja más al voluntarioso Papillón que a un testigo excepcional de las atrocidades magistralmente descritas por Resnais en Noche y niebla (1955) o por Rossif en Tiempo del ghetto (1961). En realidad, la labor narrativa de Robert Enrico es poco original, sin un estilo personal, una simple ilustración convencional de un texto literario previo. El resultado de este planteamiento es el melodrama, la potenciación de lo sentimental frente al olvido del análisis o descripción histórica y política.
No busquemos aquí, pues, las causas o las características fundamentales del fascismo o del genocidio. La violencia histórica y la crueldad política sólo sirven básicamente como telón de fondo y pretexto para urdir la peripecia individual melodramática o para montar el gran espectáculo del sufrimiento.
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