(2) OLVIDAR VENECIA, de Franco Brusati.

LAS SEDUCCIONES DEL PASADO
Franco Brusati es un cineasta milanés que formó parte de la nueva ola del cine italiano de los años 60. Olvidar Venecia (1979), coproducción franco-italiana, es una película cuyo lanzamiento publicitario no favorece su justa comprensión, por cuando la homosexualidad es sólo un elemento, no el principal, y únicamente a nivel de discreta sugerencia.
Unos personajes que habitan un vieja casa de campo, encerrados en un espacio físico limitado, marcados por uan serie de experiencias traumáticas de la infancia y adolescencia, inmaduros afectivamente, anclados en una nostalgia del pasado que les impide evolucionar. Sólo la brusca ruptura con ese viejo mundo les permitirá afrontar la realidad al abandonar la mansión campestre para integrarse profesional y existencialmente a la vida cotidiana.
El tema no es nuevo, ya que fue el núcleo central del relato de Giorgio Bassani trasladado al cine en El jardín de los Finzi Costini (1971) de Vittorio De Sica. Fue la obsesión constante del último Visconti y es frecuente referencia nostálgica de Bergman. Pero Brusati ni logra el lirismo de Sica, ni la complejidad de Visconti ni el rigor dramático de Bergman. Hay aquí un exceso de divagación psicológica y de dispersión narrativa; falta profundización en los personajes y se echa de menos un adecuado tratamiento del tiempo que se resuelve a base de recuerdos en flashback en los que dentro del mismo plano coexisten las imágenes del personaje en su aspecto actual y cuando era niño, a la manera de La señorita Julia (1951) de Alf Sjöberg o Fresas salvajes (1957) de Ingmar Bergman.
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