(2) MICKI Y MAUDE, de Blake Edwards.

DOBLE VIDA
Dentro de la zigzagueante carrera cinematográfica de Blake Edwards, Micki y Maude habría que situarla en un punto intermedio entre la excelencia de Victor o Victoria (1982) y la mediocridad de Mis problemas con las mujeres (1983). Se trata de una comedia sentimental cuyo argumento no presenta demasiada originalidad: un famoso locutor de TV se convierte en bígamo por amor a dos mujeres, la esposa y la amante, que quedan embarazadas al mismo tiempo, con los consiguientes problemas al procurar mantener tal circunstancia en secreto.
El guión de Jonathan Reynolds, quizá impuesto por la productora, dedica los dos primeros tercios del film a los escarceos amorosos del protagonista, cuyo tono excesivamente rosáceo nos hace lamentar tanto las exigencias de la taquilla como la presencia tras la cámara de alguien con tendencia a sublimar las relaciones entre hombre y mujer, a lo que hay que añadir un tufillo reaccionario en la sátira de la esposa laboral y económicamente emancipada que pone en peligro la estabilidad y la armonía del hogar.
Afortunadamente, en su último tercio la película nos devuelve las mejores virtudes del cineasta, con recurso a divertidos gags, agudos diálogos, sugestivos personajes e ingeniosas situaciones, hasta llegar a un final agridulce, falsamente feliz, en el que el marido acaba dedicándose a ciudar de su numerosa prole mientras sus dos mujeres triunfan en sus respectivas profesiones.
Un desenlace con moraleja, ciertamente amargo, que en manos de un corrosivo Billy Wilder hubiera resultado mucho más subversivo: la consagración del matriarcado, la incompatibilidad entre la honradez personal y las exigencias de las instituciones y de la moral establecida, la necesidad de mentir y la hipocresía como mecanismo de supervivencia.
Micki y Maude, no obstante, está bien narrada por un director que domina su oficio a la perfección: ágil planificación, ritmo que sólo decae en las escenas intimistas, magnífica dirección de actores. El film no está entre lo mejor del realizador, pero es estimable y sin duda hace pasar un rato divertido.
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