(1) LOS CLANDESTINOS DE ASÍS, de Alexander Ramati.

FRATERNIDAD RELIGIOSA FRENTE AL NAZISMO
El habitual oportunismo de la productora Golan-Globus se ha preocupado, en esta ocasión, por la reconciliación entre judíos y cristianos, precisamente en unos momentos en que arrecia la polémica sobre la actitud de la Iglesia Católica frente a la persecución nazi de los primeros. Y así, la película —anunciada como basada en hechos reales— es un ferviente homenaje a la labor del clero italiano que arriesgó sus vidas para salvar a miles de judíos escondiéndose en sus conventos de clausura.
Rosellini, en sus obras de posguerra, contó algunos de estos episodios de forma tan sencilla como magistral. Aquí, Alexander Ramati elude cualquier atisbo de contradicción entre fidelidad a la patria y creencias religiosas en los alemanes y entre deber moral y miedo a las represalias en los católicos, para perfilar un típico relato de suspense en el que predomina el esquematismo y donde únicamente interesa saber si los perseguidos serán o no capturados, mostrando de paso algunos de los tesoros arquitectónicos del norte de Italia.
En el reparto abundan las viejas glorias —I. Papas, M. Schell, E. Purdom—, destacando la siempre sobria y eficaz labor de un J. Mason al que se le ve ya con un pie en la tumba. Al final, para reforzar el carácter “realista” de la crónica, se nos informa sobre el destino ulterior de los diversos personajes. Pero en este caso, como cine que es, lo verosímil tiene mucha más relevancia que lo verídico.
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