(1) DUNE, de David Lynch.

PLANETA DESÉRTICO
El tercer largometraje del realizador estadounidense David Lynch es un discreto film de ciencia-ficción realizado, eso sí, con abundancia de medios y logrados efectos especiales. Sin embargo, su atrevido diseño de decorados, su elaborado maquillaje y su exótico vestuario —con claras influencias punk en ocasiones— no logran ocultar la presencia del tradicional y manido conflicto entre buenos y malos, sólo que aquí disfrazados de relato pretencioso y trascendente, con abundantes diálogos y monólogos interiores, donde el carácter onírico de las situaciones, la metafísica de los planteamientos y el esoterismo de los conceptos dan como resultado un producto tremendamente banal y confuso, más consecuencia de una simple acumulación de anécdotas que de una estructura narrativa enriquecida por sus propuestas.
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