(1) CONAN, EL DESTRUCTOR, de Richard Fleischer.

EXHIBICIÓN DE MÚSCULOS
A rebufo del éxito de Conan, el bárbaro (1982) de John Milius, el esperado regreso del famoso personaje creado por Robert E. Howard no es más que una previsible e intrascendente continuación de sus andanzas en un universo de corte fantástico que ambientado en época medieval añade exóticos ingredientes propios de la mitología y la magia, todo adobado con majestuosos decorados al estilo del género peplum y unos cuantos efectos especiales de andar por casa.
La poderosa Reina Taramis promete a Conan hacer volver a su amada del Reino de la Muerte, pero con una condición: debe traerle un legendario cuerno con piedras preciosas incrustadas y a una bella y joven princesa. Lo que Conan ignora es que la Reina quiere utilizar el cuerno para despertar al durmiente dios Dagoth y sacrificarle a la princesa. Enfrentado con enemigos mortales y sobrenaturales, Conan debe convocar a las fuerzas del Bien para derrotar a Taramis e incluso al mismísimo dios Dagoth.
El realizador del estimable film, también de aventuras, Los vikingos (1958) se limita a planificar las escenas con eficacia, acentuando el humor de la primera entrega al estilo cómic. Arnold Schwarzenegger exhibe músculos como compensación a su hierática interpretación.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.