(2) COWBOY DE MEDIANOCHE, de John Schlesinger.

PERDIDOS EN LA GRAN CIUDAD
A los 25 años de su realización, Cowboy de medianoche ha sido restaurada completamente y ahora se repone en V.O.S., con perfecta imagen y banda sonora. Conviene recordar que se trata de un film mítico, casi de culto cinéfilo, que obtuvo 3 Oscars de Hollywood, el premio de la Oficina Católica Internacional de Cine en el festival de Berlín de 1969 y que supuso en su momento el tope máximo de la libertad de expresión en el cine. Esto último explica que la censura franquista lo prohibiera y que incluso cuando se estrenó en 1976 se presentara todavía con abundantes cortes.
La película es una adaptación de la novela de James Leo Herlihy y, al parecer, el guión de Waldo Salt simplifica bastante el contenido de la obra literaria original, que como ya es sabido refleja el universo marginal de la ciudad de Nueva York y, concretamente, a través de las andanzas de dos pícaros, el submundo de la prostitución masculina y de las pequeñas estafas y latrocinios en ambientes llenos de sordidez.
En el fondo, Cowboy de medianoche constituye una gran metáfora sobre la imposibilidad del llamado “sueño americano”, es decir, sobre la destrucción del mito de que el éxito está al alcance de cualquiera, precisamente al presentar como protagonistas fracasados a la encarnación de dos de los mayores mitos de la sociedad USA: el moderno vaquero, viril y heroico por una parte, y por otra el emigrante capaz de prosperar en la nueva tierra prometida. Uno y otro, con su ingenuidad y falta de recursos, naufragarán ante la indiferencia de una fauna social egoísta y cruel.
El film desató la polémica entre los críticos del momento. Lo cierto es que conserva algunos valores como son el constituir un interesante documento sobre la marginación y la supervivencia en un medio urbano hostil, unos actores valiosos y una banda sonora musical extraordinaria. Pero también es evidente que hay un montaje excesivamente fraccionado, unos discutibles flashbacks con recuerdos y fantasías más confusos que ilustrativos y, finalmente, un desenlace humanista, con el triunfo de la amistad, que bordea el moralismo al subrayar con la patética muerte de Rizzo la inutilidad de ese paraíso soñado que es la cálida y soleada Florida.
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