(3) EL OTRO LADO DE LA ESPERANZA, de Aki Kaurismäki.

EXTRAÑOS EN EL PARAÍSO
Del destacado cineasta finlandés Aki Kaurismäki hemos tenido la suerte de poder ver 10 de las 20 películas que ha realizado, entre las que yo destacaría La chica de la fábrica de cerillas (1990), Nubes pasajeras (1996) y Un hombre sin pasado (2002), sin olvidar la ahora estrenada, que es considerada una segunda entrega de la “trilogía portuaria” que inauguró la excelente El Havre (2011). El otro lado de la esperanza —premio a la mejor dirección en el festival de Berlín— no es probablemente la mejor película de Aki Kaurismäki —homenajeado en Cannes por el conjunto de su obra— pero es un sólido alegato en defensa de la solidaridad con los refugiados, sin que su “mensaje” llegue a ser excesivamente forzado y manipulador ni el autor haya pretendido disimular su postura a favor del derecho al asilo de los extranjeros.
Como siempre, el guionista y realizador finés ha elaborado una comedia con trasfondo dramático, divertida en la forma y seria en el contenido, mezclando hábilmente los dos estilos para servirlos con una generosidad que le honra. Y, una vez más, lo que caracteriza su relato es la austeridad narrativa y la sobriedad expresiva, con planos fijos, diálogos lacónicos y actores estáticos, casi inexpresivos.
Aki Kaurismäki no evita comprometerse políticamente, pero elude el tono panfletario cuando distingue entre una ciudadanía mayoritariamente acogedora con los inmigrantes y unas leyes —la policía— y unos violentos neo-nazis opuestos a toda consideración humanitaria. El film se estructura en dos bloques independientes: el de un agente comercial local que decide cambiar de vida montando un restaurante en plena crisis económica y el de un refugiado sirio que huye de la guerra, llega casualmente a Helsinki a bordo de un barco y se le niega oficialmente el permiso de residencia. Ambos segmentos narrativos se juntan antes del final en un desenlace agridulce que queda abierto a diferentes posibilidades.
El director finés sigue presentándonos a personajes de estoica presencia, bastante perdidos y desorientados, sin una ubicación confortable en contextos que les resultan extraños pese a su cotidianeidad.