(2) EL ELEGIDO, de Antonio Chavarrías.

EL ASESINATO DE TROTSKI
El cineasta norteamericano exiliado en Europa Joseph Losey realizó en 1972 El asesinato de Trotski con Richard Burton, Alain Delon y Romy Schneider, un producto industrial financiado por Dino de Laurentiis que soslayaba las cuestiones explícitamente políticas —las razones teóricas y estratégicas del enfrentamiento entre estalinismo y trotskismo— para limitarse a abordar una serie de consideraciones de carácter cultural y ético en torno al protagonista. La película se estrenó en Valencia en el cine Oeste, en junio de 1977, cuando el local funcionaba como Sala Especial y sólo permaneció una semana en cartel.
Antonio Chavarrías, cuyos mejores aciertos seguramente han sido Las vidas de Celia (2006) y Dictado (2012)— se ha encargado de esta coproducción hispano-mexicana, una nueva versión del “caso” Trotski —el judío Lev Davidovitch Bronstein, 1979-1940— en un film básicamente biográfico en torno a la personalidad de su ejecutor que también deja al margen los planteamientos políticos, que son esenciales para entender el duro enfrentamiento entre Stalin y Trotski, que fue un revolucionario social-demócrata desde el primer momento, aliado de Lenin, organizador del Ejército Rojo en la guerra civil, dos veces deportado por el zarismo a Siberia, expulsado del PCUS y de la URSS (1929) y finalmente refugiado en México (1937) ante el rechazo de los comunistas ortodoxos.
Un film prolijo en detalles sobre la trayectoria personal de Ramón Mercader y de sus allegados. Él fue quien, bajo una falsa identidad y con ayuda de su amante, logró entrar en el círculo íntimo de Trotski y atentar contra su vida, con todo el servicio secreto estalinista (el GPU) apoyándole en la sombra, incluyendo a su madre con la que probablemente mantenía una relación edípica.
El reparto de actores y actrices cumple su misión con eficacia y dedicación aunque resulte chocante la abundancia de diálogos en inglés que hay en el relato, seguramente por la presencia de muchos personajes de origen extranjero o por conveniencias comerciales para su venta internacional. La película intenta parecer neutral pero resulta evidente que se inclina a favor del político asesinado por su honestidad personal y constante trabajo en favor la unidad los trabajadores del mundo —la “revolución permanente” de signo internacional—.
El elegido constituye también una reflexión sobre el ideal comunista de partido como una forma de “alienación” deshumanizada, una opción política —la dictatorial estalinista— que no admitía discusión porque el PCUS no podía equivocarse. Esta militancia con falta de libertad de pensamiento y de racionalidad sólo podía llevar al dogmatismo y al sectarismo, asociados al dilema entre “obedecer o traicionar” a Moscú. El resultado fue la muerte violenta de León Trotski.