(2) EL REGALO, de Joel Edgerton.

RETORNO AL PASADO
Como en otros ejemplos del género, el comienzo de la película nos presenta un mundo feliz, el de una pareja de alto nivel socio-económico que nuevos e inesperados acontecimientos irán perturbando y destruyendo. El regalo —un thriller con el que debuta como guionista, productor y director el actor australiano Joel Edgerton— se convierte pronto en un relato de terror psicológico, con una intriga que el espectador no puede racionalizar —en la línea de El cabo del terror (1962), J. Lee Thompson—, en donde el acoso y el miedo cobran una importancia capital.
Por otra parte, además del estilo narrativo, es importante la figura del protagonista y de quienes le rodean: el film muestra el papel de personas tendentes al abuso, egoístas, amigas del insulto, moralmente agresivas y carentes de todo sentido ético que suelen causar molestias e incluso traumas a otras más tímidas o dotadas de una más baja autoestima.
El dilema planteado consiste en saber si estas malas experiencias de la infancia o la adolescencia —en esta ocasión, entre alumnos de un colegio— deben ser olvidadas o si recuperar ciertos recuerdos desde el presente puede funcionar como superación terapéutica. Y ello en el supuesto de no desencadenar deseos revanchistas de venganza.
La película utiliza un lenguaje correcto —planificación, ritmo, iluminación, etc.— pero sobre una base narrativa demasiado rebuscada, llena de giros, recovecos y distintos puntos de vista con una escasa coherencia que antes que la lógica —las pastillas de la esposa, el perro, los sustos, las mentiras y halagos, los antecedentes penales…— lo que hace es buscar una arbitrariedad destinada a atrapar al espectador.
Al film le falta coherencia, un mayor rigor en la construcción de las situaciones y en la evolución de los hechos porque no bastan las referencias a los malvados sin sentido del respeto y de la responsabilidad y a unas víctimas objeto de sus bromas, burlas y desprecios, seguramente seres vulnerables, con sentido de culpa y poco seguros de sí mismos. La convivencia diaria suele presentar relaciones como las que la película describe y cada cual utiliza las defensas que es capaz de poner en funcionamiento. Pero El regalo emplea todos sus recursos con más tendencia al efectismo que al retrato psicológico o a la reflexión moral.