(1) MA MA, de Julio Medem.

EL MISTERIO DE LA VIDA Y DE LA MUERTE
Este noveno largometraje de Julio Medem le fue inspirado por la impactante visión, hace nueve años, de una escultura en bronce de Thomas Shütte, la de una mujer en la que se aunaba contradictoriamente la vitalidad y el dolor. Gracias a la colaboración de Penélope Cruz —como actriz y productora, venida desde Hollywood— ha sido posible ahora el rodaje de este film sobre una mujer separada con cáncer de mama que encuentra un nuevo amor (Luis Tosar) y que logra ser madre antes de morir.
Pero lo cierto es que este refinado melodrama me ha decepcionado bastante, sobre todo conociendo toda la estimable obra de un cineasta tan moderno y original como Medem, caracterizada por su realismo con toques mágicos, su alcance testimonial y su franqueza erótica, aunque esta vez su singular personalidad —es licenciado en Medicina— sólo la he podido apreciar en el uso de unas pocas imágenes clínicas y en pequeñas alteraciones temporales en el montaje.
El cineasta ha pretendido entonar un canto a la vida huyendo de toda sensiblería lacrimógena para decantarse por el lirismo y por la sobriedad narrativa pero creo que el film está demasiado edulcorado por varias razones: desde la idealización de la grave enfermedad tumoral femenina a la sobreestimación del valor y el optimismo de los afectados; desde la sublimación de la maternidad a la escasa importancia dada al paro en la enseñanza —recortes gubernamentales mediante— y desde la facilidad para normalizar felizmente sus existencias las dos parejas rotas a la posibilidad de atenuar sin traumas el sufrimiento mediante buenas dosis de humor y de afecto.
Me han parecido demasiado elementales las imágenes de los cangrejos como amenazadores símbolos del cáncer y poco brillante la idea de utilizar la canción Vivir de Nino Bravo, aunque encuentro magnífica la delicada banda sonora grabada por el piano de Alberto Iglesias. Pero lo que me ha parecido falsa e insólita es la implicación personal del ginecólogo en la peripecia sanitaria y familiar de la protagonista, que huele en exceso a humanismo de sacristía.